Le decían gordita y sus compañeros de clase se burlaban de ella. Pero cuando se encontraron después de 8 años, lo que sucedió fue algo impredecible.


Desde hace ya bastante tiempo la apariencia física nos ha marcado, siempre buscando lo que es más estético y la apariencia que le damos a los demás.
La vanidad es uno de los temas más comunes entre mujeres y sin darnos cuenta podemos ir creando patrones en nuestros hijos y estos a su vez dañar un poco su forma de pensar.


Claudia durante su niñez, fue una niña muy gordita, a causa de su sobrepeso, el rechazo de sus compañeros fue muy marcado hacia ella, desde el momento en que llegaba al colegio empezaban los ataques hacia su aspecto físico dañándola verbal y físicamente, al grado de hacerla pasar por varias situaciones embarazosas, en muchas de las ocasiones sus compañeros hacían evidente el exceso de grasa de su cuerpo, burlándose y haciendo todo tipo de comentarios ofensivos hacia su persona, muchos de ellos la llamaban Peggy cuando pasaba o le apodaban “la vaca” por ser demasiado corpulenta.

Los malos hábitos de comida fueron apropiándose de Claudia, empezó a comer muy poco, bebía mucha agua y evitaba algunas de sus comidas, empezó a comer hielo sustituyendo otros alimentos, su autoestima empezó a deteriorarse y cada día se miraba más obesa. Durante los siguientes meses su aspecto físico se deterioró, algunas ojeras enmarcaban su cara y aparecieron algunas manchas en su piel, la anorexia y la bulimia se manifestaban en ella.

Claudia sabía que algo estaba mal y pidió ayuda, sabiéndose una mujer fuerte que no se derrumba ante la adversidad; comenzó a asistir a platicas psicológicas y reuniones con demás jóvenes con las que compartía este tipo de trastorno, se esforzaba por comer sanamente y afrontar su enfermedad, siendo apenas una adolescente y lo único que buscaba era que dejaran de burlase de ella cambiando su apariencia y dejar a tras todo su dolor.

El paso de los años la ha cambiado, es una mujer hermosa que hace ejercicio, cuida su alimentación y es sana, la niña con sobrepeso quedó en el pasado; estando en la universidad conoció a otras chicas que han pasado por algunos de los problemas que ella tuvo, finalmente ha dejado el costal que había cargado sobre sus hombros por mucho tiempo y la prueba final se acerca cada vez más.


Claudia se ha disciplinado en sus rutinas de ejercicios y casi a diario sale a correr por el parque, curiosamente en una ocasión haciendo ejercicio se encontró con uno de sus ex compañeros del colegio, lo impresionó tanto que no la reconoció, él estuvo un tiempo procurando un encuentro casual y uno de esos días, él la invitó a salir, ella sabía perfectamente quien era él y lo recordaba como el niño que le causó tanto daño, el que inició todos sus problemas, el que a diario la llamaba vaca o le ponía algún otro sobre nombre ofensivo, ahora quería que él pagara un poco de su sufrimiento, se sintió desesperada y habló con una de sus compañeras de la universidad pues se sentía aturdida y con deseos de venganza, después de platicar con su amiga hicieron un plan para que él descubriera quien era ella.

Llegada la hora él llego muy puntual a la cita, la compañera de Claudia ya estaba ahí esperando para entregarle algunas fotografías pegadas en una hoja, al pie de las fotografías venia una nota en la que se leía:


 ¡Hola!

Sé que te parecerá muy extraño todo esto, pero, no encontré la manera de hacer que te dieras cuenta que ya me conocías, soy Claudia a la que cariñosamente la llamabas “vaca”, ¿no te acuerdas?, pues yo sí, esas palabras tan hirientes que me decías burlándote de mí, poniéndome apodos a diario, ¿sabes que gracias a eso padecí trastornos alimenticios? dejaba de comer y cada día quería verme más delgada, tuve una larga agonía hasta que decidí que tus palabras no me dolían, pedí ayuda y te perdoné, el día que me pediste la cita pensé en  hacerte daño y humillarte, me llené de coraje y de odio hacia a ti, pero decidí solo hacerte ver el daño que me causaste y agradecerte, pues de no ser por alguien cómo tú, no sería la mujer que ahora soy; una mujer emprendedora, fuerte  que le encanta disfrutar de la vida, a la que hoy la vez con deseo y lujuria solo por ser delgada y tener un cuerpo estético, pero esto pronto se acaba, espero que recuerdes a esa niña la de la primera fotografía a la que le hiciste tanto daño y soportó todas las humillaciones que le hicieron por tu causa.
Ahora lo único que te deseo es que encuentres la paz que te hace falta.

Atte. Claudia.
Todos quisiéramos a ver visto la cara del chico al saber la verdad, sin duda, fue una cachetada con guante blanco, ¡aplausos para Claudia! Pues esta revancha increíble seguro no se olvidará.

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Le decían gordita y sus compañeros de clase se burlaban de ella. Pero cuando se encontraron después de 8 años, lo que sucedió fue algo impredecible. Le decían gordita y sus compañeros de clase se burlaban de ella. Pero cuando se encontraron después de 8 años, lo que sucedió fue algo impredecible. Reviewed by Samantha Olivares on 14:54:00 Rating: 5